Ballesteros

Evolución, carácter y elegancia desde 1966

Todo comenzó en 1928, cuando se fundó la singular Comparsa de Americanos, cuyo carácter anacrónico y su estética excéntrica no pasaron desapercibidos. A pesar de su reducido número de socios, se mantuvo activa durante más de 30 años, e incluso incorporó una escuadra de “indios” en 1948. Sin embargo, a finales de los años 50, las autoridades festeras decidieron poner fin a los anacronismos, y así nació una nueva etapa.

 

Del exotismo a la reconstrucción

En 1960, los antiguos Americanos pasaron a denominarse Comparsa de Árabes, desfilando en el bando moro. Aunque al principio gozaron de cierto impulso, el proyecto no cuajó entre sus miembros, y la comparsa fue perdiendo fuerza hasta quedar reducida a 23 socios en 1964. Entonces comenzó a fraguarse una nueva identidad, más coherente con la tradición festera.

En 1966, asesorados por el historiador José María Soler, se funda la Comparsa de Ballesteros, esta vez en el bando cristiano, con una estética basada en los cuerpos de ballesteros medievales. Así nació una nueva etapa, con mayor rigor histórico y un aire completamente renovado.

Juventud, camisa amarilla y espíritu rebelde

Tras varias pruebas de vestuario, en 1971 se consolida un traje que marcaría toda una época: camisa amarilla, pantalón de pana verde, capa, botas de cuero y ballesta. Su bajo coste y aspecto desenfadado atrajeron a muchos jóvenes, y la comparsa creció rápidamente.

Durante los años 70 y parte de los 80, los Ballesteros adquirieron fama de comparsa irreverente y algo anárquica. Muchos socios se implicaban solo en los desfiles principales, y tras unos años se marchaban a otras comparsas más formales. Sin embargo, esta tendencia fue corrigiéndose gracias al esfuerzo de un grupo comprometido que sentó las bases para una etapa más madura y organizada.

Un giro estético y festero

En la segunda mitad de los años 80, se aprueba un nuevo cambio integral de vestuario. La llamativa camisa amarilla desaparece, dando paso a una imagen más sobria y elegante: camisa blanca, pantalón negro, jubón de terciopelo en tonos marrones y negros, y una nueva ballesta que refuerza el aire medieval del conjunto.

Aunque este cambio supuso una pérdida de socios, sentó las bases para una comparsa más cohesionada y valorada dentro de la fiesta. La incorporación de la mujer como socia de pleno derecho en 1988 consolidó esta transformación y reforzó el carácter inclusivo y familiar de la comparsa.

Sede social

Maestro Moltó, 11

Teléfono

Email

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