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Romerías y procesión de Villena
El alma devocional de las fiestas a la Morenica
Aunque la pólvora, la música y los desfiles dan forma al espectáculo, el verdadero corazón de las Fiestas de Moros y Cristianos de Villena late al ritmo de la devoción a la Virgen de las Virtudes, Patrona de la ciudad. Las romerías y la procesión son actos profundamente emotivos, donde se manifiesta la fe, el respeto y el agradecimiento del pueblo hacia su Morenica.
Una tradición que se adapta sin perder su esencia
Hasta 2004, la tradicional romería de traída de la Virgen se celebraba el 5 de septiembre. A partir de ese año se decidió adelantarla al último domingo de agosto, buscando separar los actos más devocionales de los puramente festivos. Desde entonces, esa fecha marca el inicio espiritual de las fiestas, con la llegada solemne de la Virgen desde su Santuario hasta el casco urbano de Villena.
Romería de la Virgen de las Virtudes
Último domingo de agosto
Salida desde el Santuario
La jornada comienza con la salida de la Sagrada Imagen de la Virgen de las Virtudes desde su Santuario, rodeada de palomas —lanzadas por el Club Colombófilo “Salvatierra”— y salvas de arcabucería disparadas por los Piratas. Durante el camino hacia Villena, se realiza una parada en la Ermita de San Bartolomé para la tradicional merienda, continuando después hasta la ciudad.
La llegada a la Plaza María Auxiliadora es uno de los momentos más esperados. Allí, la Virgen es recibida por autoridades y el pueblo con el Himno Nacional, una apoteosis de fuegos artificiales, el encendido de la iluminación festera y nuevas salvas de arcabucería por parte de los Capitanes de las comparsas, mientras los alféreces ruedan sus banderas.
La Virgen entra después en la Iglesia de los Padres Salesianos, donde se canta el Himno de Bienvenida. Desde allí, emprende un emotivo recorrido hasta la Iglesia Arcedianal de Santiago, haciendo paradas en distintos templos e instituciones religiosas, con actos de acogida, oración y homenaje. Finalmente, es elevada a su trono en el Altar Mayor, desde donde presidirá los actos religiosos y festivos hasta el 9 de septiembre.
Solemne Procesión
8 de septiembre, al anochecer
La Procesión Solemne en honor a la Virgen de las Virtudes es el acto religioso más importante y emotivo de las fiestas. La Imagen, precedida por las comparsas, portadores de estandartes, niños y niñas de Primera Comunión, autoridades civiles y religiosas, recorre el centro histórico en un ambiente de recogimiento, respeto y emoción compartida.
El cortejo parte desde la Iglesia de Santiago, saliendo por su puerta principal tras la entrada de las comparsas por la lateral. Recorre calles como Párroco Azorín, Ramón y Cajal, Puerta Almansa y otras vías del casco antiguo, hasta llegar nuevamente a la Plaza de Santiago.
Allí, se vive uno de los momentos más solemnes de las fiestas: los alféreces de las catorce comparsas ruedan sus banderas mientras suenan las notas del Himno Nacional y se disparan salvas de arcabucería. Cuando la Virgen asciende al trono, el Coro Parroquial entona la Salve Popular Gregoriana, cerrando el acto con una profunda carga simbólica y emocional.
Romería de despedida
9 de septiembre – 7:30 h
El último gran acto de las fiestas es también uno de los más conmovedores: la Romería de Despedida. A las 7:30 h. del 9 de septiembre, la Virgen de las Virtudes inicia su regreso al Santuario, acompañada por los arcabuceros de todas las comparsas, desde Moros Viejos hasta Cristianos.
Una vez finalizado el disparo de despedida, cada comparsa, junto a sus respectivas bandas de música, se incorpora al recorrido. Es un momento de emociones contenidas, de gratitud por lo vivido y de promesa de volver a encontrarse al año siguiente. La Virgen regresa a su Santuario entre salvas, miradas cómplices y el murmullo de un pueblo que la despide con el alma llena de fiesta y devoción.